Resurgimiento de Hornos Primitivos: Gaza Revive Métodos Ancestrales para Enfrentar la Crisis Alimentaria

En un escenario que evoca épocas pasadas, los campamentos de desplazados y calles de la Franja de Gaza se han convertido en talleres improvisados para la producción de pan. Miles de residentes se han visto obligados a recurrir a hornos rudimentarios, alimentados con leña y madera, como única solución ante una crítica escasez de este alimento básico.


Esta transformación ha sido impulsada por la interrupción prolongada en el suministro de combustible y gas para cocinar, lo que ha provocado el cese de operaciones en numerosas panaderías automatizadas. La crisis se agrava con la reciente y limitada disponibilidad de harina de trigo, forzando a las familias a buscar cualquier medio para convertirla en pan.

A diario se observan colas de personas junto a hornos de barro, instalados al lado de viviendas destruidas o dentro de abarrotadas tiendas de campaña. Estas estructuras primitivas se han erigido como un nuevo sustento vital: un intento desesperado por garantizar la alimentación más esencial en medio de una crisis humanitaria asfixiante y una grave carencia de servicios básicos.

Los ciudadanos relatan que conseguir una barra de pan se ha convertido en un desafío cotidiano, comparable casi a la lucha por sobrevivir a los bombardeos. Explican que este retroceso a métodos de cocción con leña es consecuencia directa de las duras condiciones de vida impuestas por el conflicto bélico en curso.

El sufrimiento se intensifica para las familias que han perdido sus hogares y fuentes de ingreso durante la guerra. Los padres se ven forzados a utilizar sus ahorros restantes o a intercambiar posesiones valiosas por leña para poder cocinar.

Los trabajadores humanitarios advierten que, si bien estas prácticas cubren una necesidad urgente, conllevan riesgos sanitarios significativos debido al humo denso que generan. Además, representan una carga adicional para mujeres y niños, quienes frecuentemente asumen la responsabilidad de recolectar leña y mantener el fuego en condiciones extremadamente adversas.

Esta situación subraya la profundidad de la catástrofe humanitaria en Gaza. Bajo la presión del asedio y el corte de las líneas de suministro, los residentes se han visto compelidos a rescatar los métodos de supervivencia de sus antepasados en una carrera frenética contra el tiempo y el hambre, consecuencia directa de la guerra prolongada.

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