En respuesta a un reciente ataque aéreo en el Líbano, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han elevado significativamente el estado de alerta de sus unidades de defensa aérea en el norte del país. Esta decisión, reportada por la Radio del Ejército israelí, se produce tras una evaluación de situación que indica una alta probabilidad de represalias por parte de Hezbolá en el futuro inmediato.
Analistas militares han esbozado varios escenarios potenciales para una respuesta de Hezbolá. La principal preocupación es el lanzamiento de importantes andanadas de cohetes y misiles dirigidos contra áreas civiles, lo que ha motivado directamente el refuerzo de las baterías de defensa aérea. Otras posibilidades que se contemplan incluyen intentos de infiltración transfronteriza o ataques dirigidos contra puestos avanzados militares israelíes.
Además, la evaluación de las FDI señala un posible involucramiento de Ansar Alá, dado la estrecha relación entre el recientemente fallecido líder, Haitham al-Tabatabai, y el grupo. Se estima que su respuesta podría ser directa o indirecta.
A pesar de estos preparativos, oficiales militares israelíes no descartan la posibilidad de que Hezbolá opte por abstenerse de una escalada militar inmediata. El potencial para una desescalada sigue siendo una opción viable, sujeta a los cálculos internos de Hezbolá y a las condiciones imperantes sobre el terreno.
Este estado de alerta elevado se produce tras una operación israelí el domingo que tuvo como objetivo un edificio residencial en el área de Haret Hreik, Líbano, resultando en la muerte de Haitham Ali al-Tabatabai y varias otras personas.
De manera paralela, las FDI continúan preparándose para una potencial campaña militar a gran escala, descrita internamente como una "ronda de debilitamiento", contra Hezbolá. El objetivo declarado de dicha operación sería expandir los ataques dentro del Líbano para degradar la capacidad del grupo de reconstruir y mejorar sus capacidades militares en este momento.